La Gnosis Primordial establece que la materia es mala e
impura, la materia es la prisión del Espíritu. Este mundo material es el
infierno. La materia es mala, y si la materia es mala el creador de la materia
debe ser, por consiguiente, alguien malo. Para la Sabiduría Gnóstica Hiperbórea
el mundo material, este mundo, ha sido creado no por un dios bueno o justo sino
por un Satanás creador. La materia es algo satánico, por lo tanto quien la creó
debe ser también un ser satánico. El tiempo y el espacio fueron creados juntos,
son inseparables, y el tiempo es el aliento del dios creador. Los animales
tienen que desgarrarse entre sí, destrozarse, para poder comer y sobrevivir.
Los seres humanos necesitan engañarse unos a otros en todos los órdenes de la
vida, para superarse, para competir, para sobrevivir mejor.
El Dios creador no es el único dios. Hay por encima de El
otro Dios, infinitamente superior y perfecto, afirman los gnósticos. Este Dios,
incognoscible para el hombre, está fuera de toda esta creación infernal e
impura. Ningún hombre puede conocer a este Dios a través de su cuerpo y de su
alma, imperfectos y creados. Sólo el hombre que se ha liberado totalmente de
eso puede tener una pequeña idea, un atisbo de intuición de lo que es ese Dios
que está por fuera de este universo finito y limitado. Este Dios es para los
Gnósticos un Dios no solo desconocido sino imposible de conocer, es
Incognoscible, es el Dios Verdadero.
Para la Sabiduría Gnóstica e Hiperbórea, el animal-hombre,
creado por El Uno (el Demiurgo), es un ser compuesto de cuerpo físico y Alma.
Como producto de una Traición Original, perpetrada por los Dioses Traidores, el
Espíritu Increado, perteneciente a una Raza extracósmica, ha quedado encadenado
a la Materia y extraviado sobre su verdadero Origen. El encadenamiento
espiritual al animal hombre causa la aparición histórica del Yo, un principio
de Voluntad inteligente: carente de Espíritu eterno, el animal hombre sólo
poseía un sujeto anímico que le permitía adquirir cierta conciencia y efectuar
primitivos actos psicológicos mecánicos, debido al contenido puramente
arquetípico de tales actos mentales.
Pero de pronto en la Historia, por causa
de la Traición Original, aparece el Yo en medio del sujeto anímico, sumido en
él. Así, el Yo, expresión del Espíritu, surge hundido en la entraña del Alma
sin disponer de ninguna posibilidad de orientarse hacia el Origen, puesto que
él ignora que se encuentra en tal situación, que hay un regreso posible hacia
la Patria del Espíritu: el Yo está normalmente extraviado sin saber que lo
está; y busca el Origen sin saber qué busca. Los Dioses Jerárquicos le
encadenaron al Alma del animal hombre para que la fuerza volitiva de su
búsqueda inútil fuera aprovechada por el Alma para evolucionar hacia la
Perfección Final. Sumido en el sujeto anímico, el Yo es incapaz de adquirir el
control del microcosmos, salvo que pase por la Iniciación Hiperbórea, la cual
produce el efecto de aislar al Yo, del Alma. Por eso la Sabiduría Hiperbórea
distingue entre dos clases de Yo: el Yo despierto, propio del Iniciado Gnóstico
y el Yo dormido, característico del hombre dormido u hombre "normal",
el humano común y corriente de nuestro días.
Pero, continúan en su argumentación los gnósticos
hiperbóreos, mientras los Dioses kármicos del Demiurgo se ocupaban de castigar
a los hombres con las pesadas cadenas del Karma, muy otra sería la actitud del
Demiurgo. El, según su característica, ha querido imitar, y aún superar, a los
linajes hiperbóreos fundando una Raza Sagrada que lo represente directamente,
es decir, que canalice su voluntad, y, por intermedio de la misma, reinar sobre
los Espíritus encarnados. Una "Raza Sagrada" que, según su Plan, se
levante en el medio mismo de los pueblos condenados al dolor y al sufrimiento
de la vida y que, triunfando sobre ellos, acabe por infligirles la humillación
final de someterlos eventualmente al final de los tiempos a la Sinarquía de la
Logia Blanca. Entonces los linajes hiperbóreos, hundidos en el barro de la
degradación espiritual, exhalarán sus últimos lamentos y esos gritos de dolor,
esos alaridos de espanto, serán la dulce música con que la Raza Sagrada
regalará a su "Dios" Jehová, a quien los gnósticos consideran ser
Satanás, el Demiurgo de la Tierra.
El principal crimen del hombre, dicen los gnósticos, ha sido
negar la supremacía de "Dios", es decir, del Demiurgo terrestre
Jehová, y rebelarse a su esclavitud. Pero el hombre es un ser miserable,
inmerso en un Infierno de Ilusión en el que se siente insensatamente "a
gusto", sin posibilidades de romper el hechizo por sí mismo. Si ha negado
al Demiurgo y se ha "rebelado" ha sido en virtud de un agente
exterior, pero: ¿qué "cosa" en el Mundo puede ser capaz de despertar
al hombre, de abrir sus ojos a la divinidad olvidada?. Pero esa
"cosa", ese "objeto abominable", dicen los gnósticos
luciféricos, no es de este Mundo y de él ha "comido" el
hombre-Espíritu-cautivo. Ese "fruto verde", que más tarde llamarán
Gral, es un alimento que nutre con la gnosis primordial, es decir, con el
conocimiento sobre la Verdad de los orígenes. Por el Gral, fruto prohibido por
excelencia, el hombre sabrá que es Eterno, que posee un Espíritu Divino
encadenado a la materia, que procede de un Mundo imposible de imaginar desde el
Infierno terrestre pero por el que siente nostalgia y al que desea regresar. Y
en definitiva es ello lo que constituye la tentación luciférica para el
iniciando cainita: la promesa de ese Paraíso de vuelta al Origen del Dios
verdadero al lado de su representante Lucifer.
Para los gnósticos el hecho de recordar el Origen Divino
será, en adelante, un terrible pecado y quienes lo han cometido deberán pagar
por ello; esa es la Voluntad del Demiurgo, lo que denominan la "Ley de
Jehová Satanás". Serán sus Ministros, las jerarquías de la Logia Blanca,
quienes se encarguen de ejecutar la condena cobrando el castigo en una moneda
que se llama: dolor y sufrimiento. El instrumento será, naturalmente, la
encarnación, repetida mil veces en transmigraciones "controladas" por
la "Ley" del Karma, declarandose, en una terrible plasmación de la
prisión del mundo, que el dolor y el sufrimiento son "para bien" de
los Espíritus, "para favorecer su evolución".
Según las leyendas y mitos Gnósticos, el gran Dios
Incognoscible envió al Verdadero Kristos, a Lucifer, al Gallardo Señor, Lider y
Jefe de la Raza de Espiritus Hiperboreos, ángel de Corazon de Hielo y Voluntad
de Fuego y de Luz negra increada inefables, para iluminar a los hombres, para
ayudarlos a despertar y a conocer su verdadero origen, el origen de su
Espíritu, perversamente aprisionado en esa materia impura llamada cuerpo-alma.
El conocimiento salvador capaz de despertar a los hombres y ayudarlos a liberar
a sus Espíritus cautivos. El conocimiento apropiado para que el hombre pueda
conocer quién es, por qué está aquí en este mundo y qué debe hacer para
liberarse y realizar su Espíritu, el cual pertenece a otro plano, increado e
incognoscible.
Hay algo en el hombre que no ha sido creado por el dios
creador: el Espíritu Eterno. El Espíritu ha sido traído de afuera, de otro
plano, de otro mundo, y por tanto no pertenece a este mundo. Ha sido agregado
al compuesto de cuerpo y alma que era el hombre animal antes de la venida
luciférica, para hacerle funcionar eficazmente, conseguir adquirir un Yo y en
su consecuencia evolucionar, porque el hombre anterior creado por el Dios
creador constituía un engendro sin autoconocimiento ni consciencia ni yo. Pero
el Espíritu luciférico ha sido puesto allí contra su voluntad, se encuentra
encarcelado en la materia. Y entonces es el Espíritu lo que se rebela, no contra su creador, el Dios Incognoscible del
que procede, sino que contra quien en
realidad se rebela es contra su carcelero y aprisionador. En su consecuencia el
hombre luciférico tiene el deber de oponerse sistemáticamente al que le oprime
y le explota para su beneficio, y su función fundamental en esta vida es
rebelarse y eventualmente desencadenar y liberar a ese Espíritu con el que se
identifica: el Lucifer interno.
Por lo tanto, argumentan los hiperbóreos, si el Demiurgo
creó el cuerpo y el alma del "Ser Humano", hay esa otra cosa más que
es el Espíritu increado, no creado por Dios, que ha sido aprisionado, adosado,
al alma del hombre. La biblia no lo dice, alegan los gnósticos luciféricos
porque la biblia habla de lo creado por el Dios demiúrgico que creó el cuerpo y
el alma. Pero, afirman, el hombre tiene un cuerpo, un alma y un Espíritu. Un
elemento que proviene de otro mundo, de otro reino, del reino incognoscible de
la antimateria que en nuestro estado habitual no podemos siquiera imaginar. Esa
chispa antimaterial sin la cual ningún ser humano hubiera evolucionado hasta
llegar a ser lo que es ahora, es el Espíritu. Sin él, ningún ser humano se
hubiera diferenciado jamás del animal común. Esa chispa especial, increada,
divina, proveniente del reino incognoscible, es denominada Espíritu. Según la
Sabiduría Hiperborea, este Espíritu, que no pertenece a este mundo, ha sido
atraído y encadenado a la materia infernal, para utilizarlo, para usarlo como
un agente impulsor de la evolución material. Se ha atrapado en cada hombre una
chispa increada, para poner en marcha todo este proceso evolucionario que está
dentro de los planes del Dios creador. Se utilizan Espíritus divinos para
impulsar la evolución en este plano de materia impura y por tanto es la energía
divina del Espíritu prisionero lo que impulsa la evolución de lo que ellos
denominan que era un animal-hombre.
Tras haber comido de la fruta del arbol de la ciencia del
bien y del mal el hombre despertó, cuando la Serpiente tentadora del Edén le
dió a comer el fruto prohibido que abrió sus ojos y se hizo conocedor del bien
y del mal.. Según los Gnósticos esta Serpiente es Lucifer, que tomó la forma de
una serpiente para despertar a los hombres: el que trae la Luz, el Portador de
Luz. Lucifer es un Enviado del Dios Supremo, el Dios Incognoscible. Es un
Enviado del Dios Verdadero que penetró en este mundo de miseria, imperfecto y
deficiente, para despertar y liberar al hombre, para mostrarle cuál es su
verdadera situación y cuál puede ser su alto destino. Por esta razón los hombres
que siguen los mandamientos del dios creador ven a la serpiente como algo
maligno y satánico, y en medio de su gran confusión la equiparan a
Satanás.
Por el contrario, los Gnósticos ven a la Serpiente Lucifer
como salvadora, como alguien que vino a salvar a los hombres, como un Enviado
del Dios Verdadero, que ha venido a liberar al hombre de la tiranía de Yahvé,
de la "tiranía" del dios creador. Esta Serpiente iluminadora que trae
la Gnosis, la verdad Gnóstica que permite descubrir lo auténtico y verdadero en
este mundo de confusión, ha venido a liberar al hombre y ayudarle a salir de
este mundo satánico, a regresar al mundo de donde proviene: el Origen, el
Paraíso espiritual, la Patria del Espíritu de donde proviene el hombre cainita.
Por tanto esta Serpiente es, para los Gnósticos, la Serpiente de la Salvación,
la Serpiente que ha abierto los ojos de los hombres, que les ha ofrecido la
manzana de la emancipación, para ayudarlos a despertar y liberarse de este
mundo de miseria y materia impura.
Los
Gnósticos de épocas posteriores, en los orígenes del cristianismo, los
denominados Gnósticos Cristianos o Cristianos Gnósticos, percibieron a Cristo
como la Serpiente del Génesis. Esto fue así porque Cristo, mucho después de los
sucesos del paraíso terrenal, al igual que la Serpiente vino a traer un mensaje
liberador. Un mensaje que libera de este mundo impuro a los hombres. Según
estos Gnósticos Cristianos, se trató de un conocimiento (la Gnosis) capaz de
poner a los hombres en contacto con el otro mundo, opuesto al del demiurgo: el
mundo incognoscible del Dios Verdadero.
Por ello a Cristo, portador de ese mensaje, de esa Gnosis, se lo ha
equiparado a la Serpiente del Génesis, quien vuelve por segunda vez a la Tierra
para ayudar nuevamente a la humanidad. En la primera venida fue la Serpiente
Lucifer y en la segunda, dicen los Gnósticos, fue también el mismo Lucifer, en
forma de Cristo, el Cristos Lucifer. Según estos Gnósticos cristianos, cuando
Cristo vino al mundo lo hizo por segunda vez, pues la primera fue en el paraíso
terrenal, y en ambas, dicen los gnósticos, se trató en realidad de Lucifer,
como Enviado del Incognoscible, la Serpiente es Cristo, el Salvador que vino
dos veces a este mundo. Para ellos el cristianismo Verdadero es el cristianismo
luciférico, el que que se dió en la Atlantida, de manera que el actual es un
Judeocristianismo basada en el Mesias Hebreo, el Arquetipo judaico pergeñado
por el Demiurgo, el cual por lo tanto es una Copia del Original que no Libera y
solo Lleva a la fusion con el Demiurgo y su Universo Creado.
Para los Hiperbóreos gnósticos Jesús de Nazaret vino a
incorporar de nuevo la identidad espiritual de Lucifer, y, aseguran, es esa
divinidad la que realmente adoraron los primeros gnósticos cristianos, aunque
finalmente se traicionara tal designio, pues la encarnación crística de hace
dos mil años eventualmente formaba parte del plan general del Demiurgo Jehová
de conformar un mesías que, frente a los linajes del Espíritu Hiperbóreo,
representaría al Arquetipo judío al que se adaptarían culturalmente todos los
pueblos occidentales y arios, al servicio del sionismo y de la raza judía que
finalmente reinaría en el mundo para dirigir y representar la Sinarquía mundial
y al Gobierno institucionalizado globalmente de las Potencias de la materia. Y
así Nimrod Rosario establece dentro del mismo texto antes reseñado:
Ya mencioné que, durante los días de mayor decadencia
espiritual de la Atlántida, Kristos Lúcifer se manifestó a la vista de los
hombres dormidos. Su Presencia tuvo la virtud de purificar y orientar a muchos
hombres, quienes, gracias a este descenso a los Infiernos realizado por el
Gallardo Señor, pudieron así emprender el sendero del Regreso. Sin embargo la
reacción cobarde de los Dioses Traidores, que recurrieron al empleo de la magia
negra para impedir el rescate, condujo finalmente a una guerra sin cuartel que
sólo concluyó cuando hubo desaparecido la última Atlántida. Y aunque el
continente atlante desapareció devorado por las aguas y miles de años de
barbarie y confusión estratégica borraron estos hechos de la Historia, no es
menos cierto que el drama vivido fue tan intenso que jamás se oscureció del
todo en la memoria colectiva de los linajes hiperbóreos.
Se intentaba ceñir a
los miembros de la Humanidad, sin distinción alguna por su Raza o religión, a
un "tipo" psicológico universal o sea a un Arquetipo colectivo. Ese
Arquetipo, por supuesto, era el de la Raza hebrea pues lo que se quería en
definitiva era judaizar a la humanidad y prepararla para el Gobierno Mundial de
la Sinarquía. Para la misión de "preparar el vehículo" mediante el
cual Jehová Satanás se manifestaría a los hombres, fue comisionado uno de los
Maestros de Sabiduría de la Fraternidad Blanca, quien sería conocido, luego de
su encarnación, como Jesús de Nazareth. Pero el cuerpo físico del Mesías
poseería una constitución diferente a la de un simple hebreo: María sería
preñada "con la mirada" por uno de los Demonios de la Jerarquía, el
"Angel Gabriel", quien en realidad emplea el método de
"intersección de campos", una de las tres formas de partenogénesis que
existen: de este modo se imitaba también a la Virgen de Agartha, Ama, la Madre
de Navután, que fue embarazada en Venus por otro "Angel", el
"Serafín Lúcifer". Si la obra del Mesías triunfaba la Humanidad
entera sería "civilizada", es decir judaizada, y se acabaría la
"barbarie", es decir el recuerdo mitológico de los ancestros Divinos
¡Con qué colosal hipocresía se planificó y ejecutó la estafa! Luego de Jesús
Cristo ¿quién sería ya capaz de distinguir entre el Kristos de la Atlántida y
su caricatura? Sólo unos pocos han sospechado el engaño, Gnósticos, Maniqueos y
Cátaros, y contra ellos ha caído el anatema de las Fuerzas Oscuras, la
persecución y el aniquilamiento. ¡Con qué colosal hipocresía se planificó y
ejecutó la estafa! El Arquetipo Hebreo de Jesús Cristo, que se hallaba al igual
que todos los Arquetipos en el Plano Arquetípico, fue precipitado al plano
físico o actualizado durante la encarnación del Demiurgo en el cuerpo de Jesús
de Nazareth. Tal actualización del Arquetipo Malkhouth significa que se ha
establecido una fuerza permanente en la Tierra, la cual actúa de manera
equivalente a la gravitatoria "empujando" al hombre hacia la forma
judaica. Ello es debido a una razón que es también un terrible secreto: ¡Jesús
Cristo no ha desencarnado! Por el contrario se ha situado desde entonces
"en el centro de la Tierra", junto al Rey del Mundo, irradiando desde
allí……………..
"En el año 30 de la Era cristiana el Verbo se hizo
carne y habitó entre los hombres". Aquel por cuya Palabra fue creado el
Mundo, se vistió con el ropaje de su Arquetipo Hebreo, Malkhouth, y se
manifestó a los hombres en la persona de Jesús de Nazareth. Fenómeno de los
fenómenos, Maravilla de las maravillas, ¡qué espectáculo prodigioso habrá sido
ver al Demiurgo hecho hombre! Hay que reconocer que esta vez hubo una innegable
calidad en su infernal idea de imitar al Kristos de la Atlántida y aprovecharse
del Recuerdo de Sangre de los hombres.
El resultado está a la vista. Poco a
poco los pueblos salieron de la "barbarie" y la
"Civilización" se extendió hasta los últimos rincones de la Tierra.
Y
los hombres lenta pero inexorablemente se han ido adaptando al patrón
psicológico judío ¿cómo se logró este éxito? ¿por qué alquimia colectiva la
efímera vida de Jesús Cristo consiguió influir sobre los pueblos durante milenios
hasta desembocar en su completa judaización? ¿fue sólo el Recuerdo de Sangre
del Kristos de la Atlántida lo que determinó tal resultado o hubo otros
factores ocultos que contribuyeron a la confusión de la Humanidad y a su
judaización actual? Sin entrar en demasiados detalles, dado que el tema da para
largo, puedo decir que el Arquetipo Hebreo de Jesús Cristo, que se hallaba al
igual que todos los Arquetipos en el Plano Arquetípico, fue precipitado al
plano físico o actualizado durante la encarnación del Demiurgo en el cuerpo de
Jesús de Nazareth. Tal actualización del Arquetipo Malkhouth significa que se
ha establecido una fuerza permanente en la Tierra , la cual actúa de manera
equivalente a la gravitatoria "empujando" al hombre hacia la forma judaica
. Ello es debido a una razón que es también un terrible secreto: ¡Jesús Cristo
no ha desencarnado! Por el contrario se ha situado desde entonces "en el
centro de la Tierra ", junto al Rey del Mundo, irradiando desde allí su
"potencia arquetípica" (hoy diríamos "información
genética") en infinitos ejes geotopocéntricos que parten del centro
terrestre y atraviesan la columna vertebral de los hombres. Esta es la fuerza
arquetípica permanente de Jesús Cristo. Pero no es la única: también actúa
sobre el hombre una influencia judaica emocional , irradiada desde el propio
"Pueblo Elegido" de Israel ya que la Raza Sagrada forma parte de la
anatomía oculta de la Tierra cumpliendo la función de chakra corazón o anhata
chakra.
Con respecto a la última pregunta vale la pena destacar que
el "animal-hombre" creado por el Demiurgo hace millones de años para
que "evolucionase" de acuerdo al Plan que siguen los siete Reinos de
la Naturaleza , tendía naturalmente a conformar un typo que respondía a algunos
Arquetipos básicos. Sin embargo, desde el año 33 de la Era Cristiana , puede
asegurarse que el Arquetipo judaico de Jesús Cristo es ahora el Arquetipo
psicológico del hombre, es decir, el tipo hacia el que tiende por evolución.
Esto significa que en los hombres, quienes poseen por el antiguo Misterio de
A-mort una herencia animal, las tendencias animales le impulsarán
inconscientemente hacia el Arquetipo judaico. Sólo la pureza de sangre podrá
evitar el predominio de las tendencias animales y el consiguiente peligro de
corresponder psicológicamente con el Arquetipo judaico……………
Nos llama poderosamente la atención la relación de alianza
antiluciférica que en todo momento nos presentan los Hiperbóreos gnósticos, y
así lo acaba de manifestar también el pontífice nazi, entre el Jehová
demiúrgico y la Fraternidad o Logia de Maestros de Shamballa, como
representantes ambos de la llamada Sinarquía mundial sionista y materialista
antiluciférica, cuando cualquiera que haya leído los textos teosóficos de la
Sra. Blavatsky o de la arcana Alice Bailey, ambas canalizadoras de la ideología
espiritual de los dos miembros fundamentales de tal Fraternidad, los mahatmas
Koot Hoomi y Morya, habrá recogido de forma contínua en tales textos los
ataques y críticas proluciféricas de dicha Logia contra el Demiurgo Jehová,
como dios lunar menor en relación con el dios solar Lucifer, y asimismo contra
los desmanes más recientes del pueblo judío en el asentamiento de su actual
estado de Israel. El tratamiento que HP Blavatsky da al concepto de Jahvé en su
Doctrina Secreta, debido a cierta antipatía que sentía tanto contra Cristo como
contra Jahvé, mostraba a éste como deidad lunar cuyo adversario es Lucifer, al
que consideraba un dios positivo y solar, siguiendo el antiguo enunciado de
"Christus verus Luciferus", como vehículo de luz espiritual.
Revista Biosofia
Una informacion interesante, se tienen temas relacionados en el blog: Kristos-Luz.blogspot.com. Saludos.
ResponderEliminarComo jose o siendo espiritus in motales cambiar la creacion del demiurgo por la union del increado volveriamos de nuevo a la meta de salida creo que seria facil
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarTodo esto son enseñansas de la logia negra; es increíble que haya tantos que se crean lo que dicen aquí
ResponderEliminarpregunta, cual es gnosis que se acerca mas al ejercicio del espiritu??
Eliminary cuáles serían tus argumentos?
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